Paranthropus boisei es una especie de homínido fósil conocida de África Oriental, que vivió en un entorno seco y se alimentaba de vegetales duros, para lo que desarrolló un imponente aparato masticador destinado a triturar semillas y raíces. Aparece en el registro fósil en sedimentos del Pleistoceno inferior a medio, de hace entre 2,3 (Gelasiense) y 1,2 millones de años (Calabriense).
El primer ejemplar conocido fue un cráneo (OH 5) descubierto por Mary Leakey el 17 de julio de 1959 en la garganta de Olduvai, Tanzania; datado en 1,75 millones de años. Louis Leakey clasificó inicialmente la especie como Zinjanthropus boisei; "boisei" por el antropólogo Charles Boise; "zinj", una antigua palabra para designar a África Oriental, y "anthropus", hombre. Otro cráneo fue encontrado en 1969 por Richard Leakey en Koobi Fora cerca del lago Turkana.
La especie fue adscrita al género Paranthropus por Robinson en 1960, y posteriormente al género Australopithecus por Leakey et al. en 1964, sin embargo ha prevalecido la adscripción de Robinson.
Su capacidad craneal era de alrededor de 515 cm3, la cara está muy reforzada, con unos incisivos muy pequeños, pero unos enormes molares y una cresta sagital a la que debían unirse unos grandes músculos masticadores. Su foramen magnum está más adelantado que en los Australopithecus (como en el género Homo). Por lo demás, el peso, estatura y aspecto general es muy parecido a los Australapithecus.
Paranthropus boisei vivió en un medio ambiente más seco que los Australopithecus, aunque no parece que fuera un ambiente pleno de sabana. Ante el cambio climático, las especies de éste género recurrieron a la especialización de su aparato masticador para poder sobrevivir en un medio más seco. Así, con unas poderosas mandíbulas pudo tener acceso a raíces, tallos gruesos, etc. En cambio, el resto de su estructura corporal no varió prácticamente nada con respecto a sus antecesores Australopithecus.
Es el claro descendiente del Paranthropus aethiopicus. Por último, hay que destacar que el Parathropus boisei convivió con al menos tres de las primeras especies Homo: Homo habilis, Homo rudolfensis y Homo ergaster.
El primer ejemplar conocido fue un cráneo (OH 5) descubierto por Mary Leakey el 17 de julio de 1959 en la garganta de Olduvai, Tanzania; datado en 1,75 millones de años. Louis Leakey clasificó inicialmente la especie como Zinjanthropus boisei; "boisei" por el antropólogo Charles Boise; "zinj", una antigua palabra para designar a África Oriental, y "anthropus", hombre. Otro cráneo fue encontrado en 1969 por Richard Leakey en Koobi Fora cerca del lago Turkana.
La especie fue adscrita al género Paranthropus por Robinson en 1960, y posteriormente al género Australopithecus por Leakey et al. en 1964, sin embargo ha prevalecido la adscripción de Robinson.
Su capacidad craneal era de alrededor de 515 cm3, la cara está muy reforzada, con unos incisivos muy pequeños, pero unos enormes molares y una cresta sagital a la que debían unirse unos grandes músculos masticadores. Su foramen magnum está más adelantado que en los Australopithecus (como en el género Homo). Por lo demás, el peso, estatura y aspecto general es muy parecido a los Australapithecus.
Paranthropus boisei vivió en un medio ambiente más seco que los Australopithecus, aunque no parece que fuera un ambiente pleno de sabana. Ante el cambio climático, las especies de éste género recurrieron a la especialización de su aparato masticador para poder sobrevivir en un medio más seco. Así, con unas poderosas mandíbulas pudo tener acceso a raíces, tallos gruesos, etc. En cambio, el resto de su estructura corporal no varió prácticamente nada con respecto a sus antecesores Australopithecus.
Es el claro descendiente del Paranthropus aethiopicus. Por último, hay que destacar que el Parathropus boisei convivió con al menos tres de las primeras especies Homo: Homo habilis, Homo rudolfensis y Homo ergaster.
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